Hace unos días, estaba yo hablando con mi hijo de 9 años sobre qué haría si le tocase la lotería de Navidad. Se le iluminó el rostro ante esa posibilidad y comenzó a enumerar una serie de cosas que nunca hará probablemente (o tal vez sí, quién sabe), como comprar varios chalets, un barco, un avión, viajar a sitios lejanos durante todo el año… ¡Qué bonito es contemplar a un niño dejándose llevar por la fantasía! ¡Están tan llenos de ILUSIÓN! Pero, para mi sorpresa, tras nombrar toda la lista de cosas materiales se me quedó mirando con expresión serena y dijo “mi lotería es vivir”. MI LOTERÍA ES VIVIR. Una frase que secundarían quienes han superado alguna grave enfermedad y ven las cosas cotidianas desde otro punto de vista.
Por otra parte estamos el resto de personas, que sufrimos un cada vez más agudizado SÍNDROME DE INSATISFACCIÓN CONTINUA Y FALTA DE ILUSIÓN. No hablo de quienes pasan por carencias de necesidades básicas (alimento, vivienda…), sino de quienes las tenemos cubiertas pero aun así estamos mal. Y lo peor, nos sentimos culpables por estar mal teniéndolo “todo”, o recibimos la incomprensión del entorno con frases como “no tienes motivos para estar mal”. EL ABURRIMIENTO VITAL Y LA FALTA DE ILUSIÓN ES UN MOTIVO PARA ESTAR MAL, Y TIENE IMPORTANCIA.
Pero da cierta vergüenza acudir a terapia diciendo “estoy aburrida/o, triste, me falta ilusión” porque una/o se siente simplemente inútil, caprichoso/a teniendo en cuenta lo que sufren otras personas (falta de trabajo, desahucios, etc). Luego escuchamos frases como “hay que disfrutar de la vida”, “la vida es un regalo”, incluso un niño de 9 años dice “mi lotería es vivir”, y entonces hemos de llevar en secreto que la vida nos pesa, que nos aburrimos, que ya no encontramos aliciente. Lo peor es que pensamos que es por nuestra culpa y que no hay remedio, si lo tenemos todo y estamos así no hay nada que hacer, ¿qué podemos cambiar? No se nos ocurre nada y nos movemos entre la frustración y la aceptación de una vida gris.
Los niños/as tienen una gran capacidad de ilusionarse, y lo envidiamos porque con los años la vamos perdiendo, pero podemos renovarla. LA ILUSIÓN NECESITA ENERGÍA INTERIOR PARA RENOVARSE. Cuando no sentimos esa energía que nutre la ilusión, SIEMPRE HAY MOTIVOS: experiencias emocionales sin resolver, estrés, temas pendientes, expectativas insatisfechas, enganches al pasado, dependencias, miedos, conflictos sin afrontar…
Muchas veces no somos conscientes de lo que yo llamo FUGAS DE ENERGÍA VITAL pero están, afectan y explican el aburrimiento vital y la falta de ilusión. Si nos sentimos así, no hemos de perder la esperanza de que otra manera de estar es posible porque lo es, y si no podemos, hay profesionales que ayudan… ¿acaso no vamos al dentista cuando duele una muela? EL ABURRIMIENTO VITAL DUELE, pero no se cuenta tan fácil…
QUE ESTE AÑO LA LOTERÍA NOS TRAIGA ILUSIÓN O LA FUERZA PARA BUSCARLA