“Me siento como si fuera una bicicleta y mi pareja un camión que me arrolla”. Esta frase que alguien dijo expresa perfectamente la realidad que a veces vivimos en las relaciones. En ocasiones nos sentimos VULNERABLES y vemos a la pareja como esa persona que puede dañarnos, si quiere; percepción más o menos real que nos coloca “a la defensiva”, adoptando una actitud que la otra parte percibe como ataque o alejamiento, pues nadie transmite amor ante una “AMENAZA”. Cuando me siento como una bicicleta ante un camión es lo que hay. Esto puede afectar a la relación de pareja en varios aspectos, incluido el sexo.
Para sentirnos a gusto en el sexo y fluir es importante desear el encuentro. Cuando no tenemos ganas podemos disfrutar de ratitos “piel con piel” y caricias sin necesidad de que lleve a nada más, pero para eso necesitamos confiar en que la pareja aceptará parar y no surgirá un conflicto. Hay muchas personas, tanto mujeres como hombres, que temen la reacción de su compañera/o si no les apetece seguir; suele ocurrir cuando uno de los dos tiene más deseo que el otro, no necesariamente el hombre. Ese temor creará poco a poco un bloqueo del propio deseo, en línea descendente hasta desaparecer del todo si no se remedia.
Cuando una mujer se siente como una bicicleta ante un camión en la relación con su pareja, la tensión puede generar dificultades para el orgasmo, penetraciones dolorosas, bloqueos y desconexión con lo que está sucediendo; muy a su pesar, la chica llevará la atención a lo que ocurre en el interior de su mente, cualquier pensamiento referente a lo que está haciendo u otro tema… Puede ser muy frustrante estar tan cerca y al mismo tiempo tan lejos, ver cómo disfruta mi compañera/o mientras yo no consigo centrarme y me veo arrollada como esa bicicleta ante el camión, cuanto más se excita más bloqueada me siento, no estoy a la altura…¿seré asexual?
Cuando un hombre se siente la bicicleta de la relación puede tener problemas de erección. He visto varios casos donde el sentimiento de vulnerabilidad e inferioridad en cuanto a deseo o intensidad sexual hace que se sienta pequeño, con miedo de no estar a la altura y así experimenta un bajón mayor del deseo, la excitación o cualquier dificultad sexual. No olvidemos que esta cultura sexual exige a los hombres un papel protagonista y activo como muestra de virilidad, y lo contrario abre sospechas… ¿no le atraigo? ¿será gay? Los hombres son de carne y hueso, tienen emociones y sentimientos, miedos, dudas… y bastante presión cultural para que nada de esto se note.
En las relaciones hay ocasiones para sentirnos bicicletas vulnerables que la pareja puede derribar si quiere como si fuera un camión destructor, y otras en que somos la parte aparentemente fuerte que puede dañar… porque todas las personas tenemos fortalezas y debilidades. EL TRUCO RADICA EN APROVECHAR LAS FORTALEZAS AJENAS Y OFRECER LAS PROPIAS, EL EQUIPO ES LO QUE CUENTA Y JUNTOS PODEMOS DISFRUTAR MUCHO SI CONOCEMOS Y CUIDAMOS LO QUE DUELE. No hemos de olvidar que el amor hace una interdependencia donde competir o “aprovechar” las debilidades ajenas para tratar de ganar es totalmente absurdo ya que si una parte está mal el equipo se resiente, siempre.