Juicios. Cuántas veces se falla en los juicios. ¿Quién hubiera pensado que aquel maravilloso y guapísimo joven era un violador? ¿Quién hubiera pensado que aquella joven con una vida aparentemente normal, con sus amigas, viajes, etc., no podía dormir desde que la violaron? ¿O que aquella madre y esposa ejemplar maltrataba psicológicamente a su pareja? ¿Y que aquel chaval siempre sonriente y de buen humor de repente un día cogería el coche y se estrellaría voluntariamente contra otro vehículo?
Podemos JUGAR A JUZGAR todo lo que nos apetezca, pero si somos inteligentes lo haremos desde el convencimiento de nuestra ignorancia, pues en realidad no tenemos ni idea de lo que pasa en el interior de otra persona.
La vida es complicada, injusta y perversa en este punto. Por naturaleza tratamos de adaptarnos al medio y para ello necesitamos entenderlo, y para entenderlo valoramos lo que nos rodea en un intento de control inconsciente que deja víctimas por el camino cuando nos equivocamos, porque nos equivocamos. Y es que para juzgar nos valemos (a veces sin quererlo) de normas establecidas por la cultura que hemos interiorizado desde la infancia. No son inamovibles, podemos cambiarlas, solo que no es fácil y algunas veces no interesa…
EXPONDRÉ UN CASO
Una amiga de una amiga se ha separado hace poco, tras seis años de convivencia con un compañero que no la acompañaba en ningún aspecto, su conducta rallaba en el maltrato psicológico. Intentó hablar con él, hacerle entender que estaba agotada, que se estaba desenamorando. El no cambió nada, ni por su hija de cuatro años. Ella conoció a otro hombre y se enamoró. Hoy casi todo su entorno la juzga como mala madre y mala persona, por haber roto tan “bonita” familia. No ha respetado alguna vieja norma… Se ha dictado sentencia y ella es culpable. Continuar con su pareja la conducía irremediablemente a la ansiedad o la depresión, pues ya estaba mostrando síntomas: cansancio, insomnio, agitación… Eligió vivir la oportunidad de ser feliz. Pero él es tan bueno, es tan majo, y ahora está pasándolo tan mal porque ella lo ha abandonado… que para todo el mundo es la víctima.
¿Por qué juzgamos cuando no sabemos la mitad de la mitad? Mejor haríamos en tratar de mejorar nuestra propia vida, conocer nuestro interior y sanearlo porque siempre necesita “retoques”, suele haber grietas por las que se cuelan sentimientos difíciles, como envidia, frustración, miedo… Bastante tenemos con lo nuestro. De lo demás, somos unos/as grandes ignorantes.





