La erección del pene se vive a menudo como un tesoro inigualable en el contexto de una relación sexual. Es la clave fundamental, el REY del encuentro, la “herramienta” principal… ¿o no? En el sexo, como en demasiados aspectos de la vida, nos regimos por jerarquías, y el pene erecto ocupa el puesto más alto del escalafón, sería como un Messi del futbol, la garantía del éxito… ¿o no?
Si queremos que haya penetración indudablemente el pene ha de estar erecto (salvo que usemos juguetes, una buena opción), pero ¿eso asegura el éxito? Lo dudo, sobre todo después de ver en la consulta infinidad de parejas que no tienen relaciones sexuales porque ella no tiene ganas, y poco importa que haya erecciones. Cuando ahondo un poco en el caso descubro una mujer cansada y con pereza de iniciar una relación en la que ya sabe lo que va a pasar; aunque lo que va a pasar no le desagrade, le supone esfuerzo “tener que” excitarse… Pero cuando les planteo un escenario sexual distinto, juegos y caricias sin llegar a la penetración, abrazarse desnudos, un rato de piel con piel, dicen que sí, que eso les apetecería. La erección no debe ser tan importante cuando en los encuentros que muchas mujeres desean no participaría para nada.
Con esto no quiero decir que sea irrelevante, de eso nada. La falta de erección desencandena tensión en la relación. Además de la frustración física de no poder penetrar o ser penetrada y la disminución de placer que en ocasiones conlleva (no siempre, insisto), hay otro punto fundamental que tiene más que ver con lo emocional, y sería el saberse deseada o deseado.
Cuando una mujer u hombre ve que su pareja no tiene erección lo primero que suele pensar es que ya no es capaz de hacer que a su pareja “se le levante”, cree que ya no le atrae. La comunicación en pareja no siempre es fácil, y más si hablamos de sexo, por lo que tal vez ambos callen y se vayan sintiendo cada vez peor, las autoestimas resentidas y miedo a qué pasará; finalmente evitarán los encuentros sexuales. Por otro lado, si hablan de lo que ocurre el hombre sin erección tratará de convencer a su pareja de que no es por falta de atracción, pero como no sabe qué “demonios” le pasa, por qué no se le levanta, poco más podrá hacer y la tensión, el miedo, camparán a sus anchas en ambos.
Curiosamente la disfunción eréctil suele iniciarse con problemas antes de la penetración, se le baja justo en ese momento, pero si no se trata adecuadamente comenzará a ocurrir desde el principio de la relación, y puede llegar a no levantarse incluso cuando se masturba a solas, terminando por desaparecer hasta las erecciones matutinas. Y es que LA PRESIÓN POR EL RENDIMIENTO SEXUAL EN ESTA CULTURA COITOCENTRISTA, el tener que “dar la talla” en la penetración y hacer que la pareja disfrute con maravillosos orgasmos (¡si son varios y al final llegan los dos a la vez es un campeón!) PROVOCA EN MUCHAS PERSONAS UNA TENSIÓN QUE TERMINA INVADIENDO TODA SU SEXUALIDAD. Y lo que es peor, puede afectar a la relación de pareja en su conjunto. Todo depende de nuestra capacidad de gestión y afrontamiento, usando la cabeza. No es fácil resolver problemas que afectan a lo emocional, pero tenemos profesionales que pueden ayudarnos, solo hemos de ser un poquito valientes y hablar de lo que pasa. TIENE SOLUCIÓN.