Damos por hecho que sí, se supone que sí, sin duda es divertido. No obstante, no puedo evitar ponerlo en duda, después de observar y escuchar testimonios de muchas personas y parejas. Planteo algunas preguntas, que tal vez no nos resulten ajenas… cuestionando que en muchas ocasiones el sexo en realidad pueda no ser tan divertido.
¿Es divertido esperar que a mi pareja no le apetezca hoy tener relaciones sexuales, y así no tener que ponerle una excusa, ya que a mí no me apetece nada, para variar? ¿Es divertido sentirme rara cuando me masturbo porque tengo 70 años y me sigue gustando? ¿Es divertido tener la preocupación de que no se me levantará y no podré darle placer? ¿Es divertido sentir el miedo a eyacular otra vez antes de hacer que disfrute, una vez más demasiado pronto? ¿Es divertido sentir el agobio en mi pareja porque cree que no «funciona» pero no saber cómo ayudarle porque no quiere ni hablar de ello? ¿Es divertido preocuparme por si le gustará lo que estoy haciendo y por ello no relajarme ni disfrutar de mis sensaciones? ¿Es divertido sentir que estoy acosando a mi pareja porque le insisto para tener sexo y nunca le apetece pero no sé qué es lo que quiere ni cómo hacerlo porque no me lo dice? ¿Es divertido terminar una relación sexual sin tener claro por qué lo he hecho: si me apetecía o ha sido para contentarle? ¿Es divertido que mi pareja me rechace cuando me acerco y empezar a sospechar que lo hace porque ya no ve en mí el atractivo de antes? ¿Es divertido volver a hacer lo mismo una vez más cuando no es que me guste mucho pero a ver cómo le digo ahora que nunca he disfrutado con esto? ¿Es divertido que me apetezca probar alguna cosilla diferente pero ni pensar en decírselo porque no va a querer y se enfadará y le pareceré un pervertido? ¿Es divertido darme cuenta de que no estoy dentro de la media de relaciones sexuales que marcan las estadísticas y deducir que no funciono bien? ¿Es divertido avergonzarme de mi cuerpo o de alguna parte de él y no atreverme a mostrarlo, temer no gustar? ¿Es divertido no poder hablar de todo esto abiertamente porque a todo el mundo se supone que le va bien y no quiero que piensen que no funciono o que mi pareja no funciona, que no funcionamos?
Pienso que todas/os podemos vernos reflejados en algunas de estas preguntas y reconocer que, a veces, para nosotras/os el sexo no ha sido divertido. Ante esto, otra pregunta: ¿Cómo hacer que lo sea? La Sexología nos dice que mediante el conocimiento y disfrute de una/o misma/o, de su cuerpo y sus deseos, y luego ya…si existe esa persona con quien compartirlo, hacerlo desde la comunicación, el respeto y la igualdad. Suena sencillo, ¿por qué será que a veces no lo es?
Todos los días veo en mi consulta personas que podrían responder a esta pregunta, valientes que han sido capaces de reconocer que el sexo no les resulta divertido, mostrar sus dificultades, y afrontar un proceso de asesoramiento terapéutico que, por cierto, suele ser más breve y sencillo de lo que suponen en un principio.