VULVAS PLATEADAS

VULVAS PLATEADAS


           

              Llega un momento en la vida en que te empiezan a salir pelitos blancos ahí abajo, en la vulva, en los genitales, en el chocho… como mejor nos parezca llamarla. Pero salen, vaya si salen. Y no suelen gustar. Supongo que por eso no lo comentamos al igual que “me están saliendo canas, tendré que empezar a teñirme” que decimos con un mohín de resignación mientras mostramos algún pelito blanco remotamente escondido en nuestra todavía oscura melena. Las canas nunca son plato de gusto, pero “ahí” menos, muchos menos. Y como por otro lado es una zona marginada en las conversaciones, pues vivimos esos cambios de tonalidad en silencio.

           El siguiente testimonio habla de ello…

             El otro día encontré unos pelos blancos en mis genitales. No, por favor. ¡Me están saliendo canas ahí! Tengo 45 años y aunque no me veo mal, estoy peor que hace unos años, me estoy haciendo vieja, en una palabra, y esas canas lo corroboran. Me separé hace un año y durante este tiempo no me ha apetecido buscar a nadie, pero ahora empiezo a tener ganas de un compañero, de afecto, sexo… Tras mi reciente descubrimiento tengo claro que si tengo una cita, además de arreglarme y ponerme guapa, no he de olvidar quitar los pelitos blancos de mis genitales. Sería terrible ir al sexo y mostrar mi vulva canosa. Fatal. Una vulva de vieja.

                    Esto, que en principio es inventado, ocurre. Las mujeres sienten una presión por mostrarse bellas que a veces les dificulta relajarse en el sexo (excitarse, tener orgasmos…), desear un encuentro, acercarse a alguien si no piensan que están guapas… No valoran tanto su conversación o la fuerza de su sonrisa, o su mirada, o sus gestos como elementos altamente atrayentes, cuando en realidad ahí es donde transmitimos nuestra energía, nuestra esencia, que puede conectar con otra persona. Cuando nos miramos en el espejo no vemos eso, observamos una imagen estática, y olvidamos que en la interacción surgen cosas que enganchan.

                     Por otro lado, las mujeres por influencia cultural sufren doblemente su “hacerse viejas”. La publicidad se empeña en recordarnos que hemos de ocultar los signos de la edad con cremas y tratamientos, pero curiosamente se olvida de los hombres. Nunca he visto un anuncio antiarrugas para hombres. Qué curioso. Al contrario, desde pequeña he escuchado la expresión “SIENES PLATEADAS”  para referirse al atractivo de un hombre maduro.

                Miremos nuestras VULVAS PLATEADAS como signo de atractivo femenino, madurez, sabiduría, saber estar, seguridad, poder, estabilidad…; valores tradicionalmente asociados a la madurez masculina. Las tradiciones pueden cambiar. Amemos nuestras vulvas plateadas, nuestros cuerpos, y el SEXO MEJORARÁ MUCHO.