QUIERO… SI LO HACEMOS JUNTOS

QUIERO… SI LO HACEMOS JUNTOS

             

              Recuerdo cuando de niñas nos daba miedo saltar a la piscina y nos agarrábamos de las manos diciendo “a la vez, un dos tres…¡YA!”. No quería hacerlo de otra manera porque solo cogidas tenía la seguridad de que mi amiga no se echaría para atrás en el último momento y yo terminaría en el agua, sola.

            En terapia veo algo parecido cuando acuden parejas quejándose de lo que el otro u otra hace mal. Tenemos una habilidad increíble para observar los FALLOS AJENOS y no los propios, así como los ACIERTOS PROPIOS pero no los ajenos. De esta manera creamos GUERRAS DE REPROCHES que dañan muchísimo la relación. “Mi pareja no valora nada de lo que hago”, “sólo sabe pedir pero no da nada”, “no puedo aguantar más reproches”, “necesito ver que cambia algo para confiar en que esto puede ir bien, hasta entonces no pienso mover ficha”, son frases que escucho todos los días en la consulta. Entramos en el juego del “¡Y TÚ TAMBIÉN, Y TÚ MÁS!”, respondiendo a la demanda ajena con el ataque olvidamos que somos un equipo y que nos queremos. Expondré un caso basado en muchas parejas reales.

            Mónica y Juan llevan juntos 15 años y ya hace un tiempo que no están bien juntos. Mónica se queja de que Juan no colabora en las tareas domésticas y todo ha de hacerlo ella, a lo que él responde que si no hace es porque no le importa la suciedad o el desorden como a ella, que es una maniática y no tiene por qué hacer lo que ella quiera si no le apetece. Por otro lado Juan tampoco está satisfecho, Mónica no tiene ganas de hacer el amor con la frecuencia que él desearía y además nunca jamás toma la iniciativa, está convencido de que puede pasar sin sexo, según ella en parte tiene razón, no le apetece tanto como a él pero cuando lo hacen está a gusto, eso sí, está harta de que él la presione con el tema. Mónica dice que muchas veces no le apetece porque está enfadada si por ejemplo llega a casa del trabajo, todo está hecho un desastre y Juan en el ordenador tan tranquilo sin recoger nada; está segura de que si viera otra actitud en su pareja le apetecería más hacer el amor. Por su parte, Juan afirma que está muy frustrado por sentirse rechazado, nada deseado, y llevan tanto así que a veces se le quitan las ganas de todo, como por ejemplo “darle el gusto” a su mujer limpiando o recogiendo la casa. Ambos afirman que si vieran actitud por la otra parte podrían cambiar cosas; como no ven, no hacen nada.

            CUANDO LA RELACIÓN ENTRE EN ESTOS CÍRCULOS DEL “¡Y TÚ MÁS, Y TÚ TAMBIÉN!”, SEA DEL TEMA QUE SEA, HACE FALTA TRABAJAR PARA DARLE LA VUELTA, NO ES FÁCIL PERO SE PUEDE. Es importante cambiar la dinámica lo antes posible, cuanto más tiempo estén inmersos en el bucle más se deteriora el amor, la planta se va secando… Pueden hacerlo si van de la mano, YENDO A LA VEZ SIN TEMOR DE HACER EL ESFUERZO EN SOLITARIO, de niñas en la piscina funcionaba.