No siento lo que debería

Uno de los motivos más comunes que trae a la gente hasta la consulta de sexología es no sentir lo que deberían sentir en el sexo, dicho con sus propias palabras. Les frustra no sentir más deseo, más excitación, más placer… conscientes de que el sexo provoca todo ello en otras personas, que eso es lo normal.

Encuentro un problema inicial en nuestra educación sexual, nos cuesta aceptar estas frustraciones más que en otros aspectos de la vida, existe una sensación de que “nos la jugamos en el sexo” y de ahí viene el miedo, la ansiedad, el bloqueo…, por eso cuando no disfrutamos además del malestar por ello aparece la sensación de culpa o de “anormalidad”, a veces tan fuerte que nos hace evitar el sexo, pues no sabemos cómo demonios hacer que funcione y no toleramos no saber ni poder hacer que funcione. Preferimos borrar el tema de nuestra vida, con graves consecuencias si tenemos pareja, nos sentimos culpables por “obligarle” a una vida sin sexo y la pareja sufre por una distancia que enfría pero tampoco quiere sentir que está obligando de modo que tras muchos rechazos termina por no insistir más. Otra reacción es seguir pidiendo y enfadarse porque nunca me dice que sí, pero tampoco esto lleva a buen término.

NO EXISTE LA PERSONA ASEXUAL. En cada caso aparecen diferentes motivos para bloquear el placer en el sexo, para no sentir. Existe un bloqueo y necesitamos encontrar la manera de suavizarlo, porque la hay, cada cuerpo reaccionará con cosas distintas y está claro que el proceso requiere cariño y paciencia, no exigirnos más allá que el permiso para ponernos en camino.

El enfado, la tensión, el sentimiento de culpa… son enemigos directos del placer, necesitamos un clima afable y relajado, nada de compararse con otras personas ni escuchar lo que cuentan por ahí, lo mucho que la gente disfruta y cuánto o cómo hay que hacerlo, MEJOR SEGUIR NUESTRO CAMINO SIN MIRAR A LOS LADOS.